jueves, 20 de diciembre de 2012

HAY OTROS ANNAPURNA EN LA VIDA DE LOS HOMBRES

Hace muy pocos días que moría Maurice Herzog, uno de los grandes del alpinismo de todos los tiempos después de su mítica escalada en compañía de Lachenal, otro de los imprescindibles, al primero de los ochomiles, el Annapurna, el año 1950. Todo un reto que quedo reflejado en su gran libro "Annapurna: Primer Ochomil. Expedición Francesa al Himalaya" que publicó en España la desaparecida Editorial Juventud. Han pasado muchos años desde que leí, o más bien debería decir que devoré, este gran libro de aventuras que tenía mi padre en su biblioteca de temas de montaña. Muchos han sido los libros de montaña que he leído después, la mayoria de ellos de hondo contenido y gran calidad literaria, pero lo que el libro de Herzog me dejo grabado, la emoción que me transmitieron sus páginas, no lo he vuelto a encontrar. No puedo decir que sea montañero por Maurice Herzog, pero si que soy el montañero que soy en gran parte gracias a lo que me hicieron vibrar sus palabras.
Maurice Herzog a su vuelta del Annapurna con graves congelaciones en las manos
Maurice termina su libro con estas palabras tan llenas de significado y vitalismo en un hombre obligado a abandonar su pasión, el alpinismo extremo, pero siempre dispuesto a asumir nuevos retos. Quizás, en estos tiempos tan duros que nos han tocado vivir, sea un buen momento para releerlas y reflexiionar sobre su sentido.
"El Annapurna, para todos nosotros, es un ideal realizado; en nuestra juventud no nos absorbían los relatos imaginarios ni los sangrientos combates que las guerras modernas ofrecen a la imaginación de los niños. La montaña fue para nosotros un campo de batalla natural en el que, jugando en las fronteras de la vida y de la muerte, buscábamos la libertad que oscuramente anhelábamos y que necesitábamos tanto como el pan.
El Annapurna, hacia el que hubiéramos ido todos con las manos vacias, es un tesoro sobre el cual viviremos... Con esta realización, una página se dobla... Una nueva vida empieza.
 Hay otros Annapurna en la vida de los hombres".
 ¡¡¡Hasta siempre, Maurice!!!
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