miércoles, 8 de agosto de 2018

CASCADA DE LA COLA DE CABALLO Y ASCENSO AL JABALCUZ (1.614 M) DESDE EL MEGATIN

Nada mejor que una clásica del montañismo jiennense para despedir un invierno que nos ha regalado una tardía nevada y abundantes precipitaciones.
El Jabalcuz, blanqueado por la ventisca, asoma tras un denso manto de nubes
Aparcamos el coche en un anchurón cerca de un depósito de agua y, para aprovechar las generosas lluvias de los últimos meses, decidimos dar un pequeño rodeo y visitar la cercana Cola de Caballo, un modesto, pero elegante salto que hacen las aguas del arroyo de la Cueva.
Una de las muchas orquídeas (Orchis mascula) de las que disfrutamos en el rodeo que hacemos para visitar la Cola de Caballo



La Cola de Caballo, elegante, aunque más modesta que su "tocaya" de Ordesa

Otra especies de orquídea (Ophrys tenthredinifera)


El Jabalcuz aún aparece lejano

Tras esta corta vuelta en la que, además, disfrutamos de abundantes orquídeas silvestres y de buenas vistas de nuestro objetivo, llegamos a la Fuente del Palo. Una breve parada para tomar de un trago de agua directamente del caño y tomamos la pista que, paralela al Arroyo de la Cueva, enfila hacia la visible cicatriz de la Cantera del Jabalcuz. Poco después de la cantera, la pista comienza a ascender en cerradas curvas hacia el Puerto del Viento, pero nosotros la dejamos "atrochando" por pequeñas sendas que, por tramos de fuerte pendiente, nos hacen ganar altura rápidamente hasta situarnos en la cresta W del Jabalcuz (aproximadamente a la cota de 1310 m).
Tramos de dura pendiente camino de la cresta W


Los narcisos decoran las pedregosas laderas

Los narcisos destacan entre la nieve que empieza a cubrir las laderas del Jabalcuz

Últimas rampas de senda antes de alcanzar la cresta W

De aquí en adelante solamente nos resta seguir en dirección E hasta la cumbre caminando en paralelo a una valla metálica que cierra la vertiente Sur del Jabalcuz. Este último tramo es el de mayor ambiente de esta ascensión con impresionantes vistas a La Pandera y Mágina vestidas de blanco, mientras que al NE Jaén destaca bajo un tímido sol que no podemos sino envidiar bajo la espesa capa de nubes y el gélido aire en el que nos encontramos envueltos.


La valla metálica nos sirve de guía en lo que queda de ascensión

La cresta W del Jabalcuz se va haciendo más entretenida en su tramo final


Al fondo asoma la Sierra de la Pandera también cubierta de blanco


La caseta de cumbre ya se distingue.


Un buen momento para echar la vista atrás y repasar el recorrido

La cumbre nos recibe con un frío intenso y un fuerte viento que está a punto de desequilibrarnos en varias ocasiones. En estas condiciones que, emulando a un viejo amigo, definimos de cuasi himaláyicas, optamos por la retirada más segura y que consiste en seguir, salvo en dos escasos tramos, la pista forestal hasta el Puerto del Viento.
La desvencijada caseta de vigilancia de incendios de la cumbre


Al fondo, entre luces y sombras, Jaén
Foto rápida en cumbre y echando leches para abajo que hace mucho frío y no vamos bien equipados

Desde el puerto, tomamos tramos de sendas (dirección W) que nos sirven para recortar el largo zigzagueo de la pista forestal que sube desde el Megatín, hasta encontrarnos de nuevo con el Arroyo de la Cueva en una especie de área recreativa semiabandonada. Volvemos a la pista forestal y tras un pequeño desvío para asomarnos a los recortados perfiles de la cantera desde arriba, seguimos descendiendo sin salirnos del camino principal hasta dar con la "trocha" por la que subimos unas horas antes. Ya solamente nos queda desandar nuestros pasos hasta la Fuente del Palo. Desde allí, seguimos el camino asfaltado que nos devuelve al coche.
ENLACE TRACK:
En este enlace de Wikiloc está la ruta que seguimos en esta ascensión al Jabalcuz:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/megatin-cascada-de-la-cola-de-caballo-y-ascenso-al-jabalcuz-1-614-m-24567729

Leer más...

miércoles, 1 de julio de 2015

WANDA RUTKIEWICZ, LA GRAN HIMALAYISTA

Un mes de mayo de hace 23 años desaparecía en el Kangchenjunga, con sus 8.586 metros la tercera montaña más alta del mundo, Wanda Rutkiewicz, probablemente la mejor alpinista del siglo XX y, sin duda, una de los grandes exponentes de la edad de oro del himalayismo polaco.
"Nunca busco la muerte, pero no me importa la idea de morir en las montañas. Para mí, sería una muerte sencilla. Después de todas las experiencias que he vivido en ella, estoy familiarizada. Y la mayoría de mis amigos están allí, en las montañas, esperándome..."
Wanda Rutkiewicz
Leer más...

martes, 26 de mayo de 2015

“ESPINA DORSAL”, LA “FACILONA” DEL BARRANCO DEL FUERTE (OCTUBRE-2014)

"Que tus sendas sean sinuosas,
laberínticas, solitarias, y que te conduzcan
a las vistas más sorprendentes.
Que tus montañas se adentren en las nubes
y asciendan por encima de ellas"
Edward Abbey
Comenzaba yo mis andaduras con la escalada cuando Jesús Segura “Vitaminas” y Pepe “Pinito” andaban liados con un difícil proyecto: encontrar una vía fácil en la pared de la “Pepa” en el Barranco del Fuerte. Durante esos años de gestación de la “Espina Dorsal”, que así bautizaron a la criatura, fueron muchas las escapadas con diferentes compañeros para probar sus primeros largos y disfrutar de una vía larga asequible, algo complicado en esta provincia. Pero la pared de la “Piedra Lisa”, que también así se llama esta gran tapia, no es, como su nombre por cierto indica, de trato fácil y les deparaba a los aperturistas de la “Espina” algún que otro tramo complicado de pelar. Estas dificultades técnicas quedaron concentradas en los que serían el cuarto y, especialmente, quinto largo con su vertiginoso diedro amarillo. Finalmente, recién terminada la vía, la escalé por primera vez en compañía de dos buenos amigos, Emilio Ibañez “Toscajara” y Antonio “4x4”. Era un ya lejano junio del 2006 y para mí se cumplía un reto, o más bien, un sueño: terminar una vía o, lo que es lo mismo, salir por arriba en la pared de la “Pepa”.
Foto y croquis de Jesús Segura "Vitaminas". He cambiado el color para destacar la vía sobre las otras y he indicado con letra las reuniones. Los trazos en rojo indican los tramos más delicados. El Segundo Largo se abrió originalmente por la traza punteada de la derecha, aunque posteriormente se buscó una alternativa directa que es la que nosotros escalamos. Nosotros nos saltamos la R3 y la hicimos en un descuelgue que hay tras la travesía a la derecha. La foto extraida de la web del amigo Toskajara
Han pasado algunos años y se supone que he mejorado un poco en el arte de la escalada, aunque esto último no deja de ser una mera conjetura. En este tiempo también he completado otras vías en el Barranco del Fuerte, entre ellas la "Pepa", la mítica vía de la escalada almeriense. Así que cuando Paco “Amalica” me propuso ir a hacer de nuevo la “Espina Dorsal” no tuve que pensármelo mucho. Escalar cualquiera de las vías largas de este agreste barranco es siempre una pequeña aventura y, aunque la “Espina” sea la vía más sencilla de las casi veinte que recorren esta pared, no deja de tener la apreciable longitud de unos 200 metros divididos en siete largos con dificultades máximas de 6b según indican los croquis oficiales, aunque esto último, en mi opinión, es matizable como explicaré más adelante.
Paco llegando a la primera reunión

A continuación voy a repasar la escalada que realizamos Paco “Amalica” y yo el mes de octubre del 2014, con la intención de describir brevemente sus distintos largos. Me voy incluso a atrever, osado de mí, con el siempre polémico asunto de los “grados”. Aviso que se trata de una opinión subjetiva con la que probablemente no coincidirán muchos escaladores, pero creo que a veces quienes escalamos menos dificultad solemos graduar mejor las vías sencillas, aunque esto también es una simple apreciación. Dejando esta cuestión a un lado, me voy a ayudar del magnífico croquis de la pared de la “Piedra Lisa” elaborado por Jesús Segura “Vitaminas” y de las fotos que hicimos durante la escalada para recordar algunos de los detalles de la misma.
El 1er Largo (IV+/V ; 35 metros) me toca a mí. Es un largo sencillo que va por un pequeño espolón o “espina” característico que en cierto modo da nombre a la vía. Las chapas alejan un poco y la roca está algo descompuesta lo que te obliga a no bajar la guardia. Quizás sea el tramo menos interesante de la vía.
Encarando la "panza" del segundo largo

Llegando a la R2. Foto: Paco "Amalica"
El 2º Largo (V/6a ; 20 metros) lo encara Paco. Optamos por la variante “directa” que abrieron con posterioridad los “Vitaminados”, Jesús y Trini. Se trata de una placa sencillita y disfrutona (V) recubierta del característico musgo negro del Barranco del Fuerte. El grado se lo da una pequeña panza (6a) en la parte media que obliga a unos cuantos movimientos atléticos. Retomo de nuevo la cabeza de cordada en el 3er Largo (IV+/V ; 20 metros), otro de los fáciles. Asciendo recto desde la 2ª Reunión (R2) por una placa musgosa, pero fácil. Al llegar a la R3, me la salto, enlazando con el inicio del 4º Largo (4L), y continúo escalando ahora ligeramente hacia la derecha, hasta llegar a un descuelgue situado al pie de una llamativa placa negra que será nuestro 4L. Este segundo tramo del largo recorre un terreno con mucha vegetación, un auténtico jardín botánico vertical que se debe escalar con tiento para evitar peligrosas caídas de piedras.
Superando la placa musgosa del 3er Largo. Foto: Paco "Amalica"
Paco en el "Jardín Botánico" del 3er Largo
El 4º Largo (6a+/6b ; 35 metros) le vuelve a corresponder, como siempre que asoman las dificultades, a mi compañero. Se trata de una placa de roca compacta y con gran ambiente que guarda al comienzo de su segunda mitad un paso bastante fino (6b). Ello, unido al dichoso musgo negro que recubre la roca en la mayor parte de esta pared, hace que tengamos que trepar con mucha atención, considerando, además, que los seguros alejan un poco. En cualquier caso, se trata de un largo que se disfruta de principio a fin, de una gran verticalidad. Asomándonos al vacío que queda entre nuestras piernas, empezamos a sentir el auténtico carácter de la “Espina”. La reunión está instalada en una amplia y cómoda repisa.
5º Largo (6b/6b+ ; 30 metros): Este es el largo clave de la vía, especialmente en su tramo central, un delicado diedro de una característica roca amarilla con muy pocos apoyos para el pie izquierdo (6b+). Está bien asegurado y se puede sacar sin problemas con algún socorrido “A0”, lo que yo no dudo en hacer. Tras este tramo delicado, el diedro se va cerrando y es necesario abrirse un poco hacia la placa de la izquierda. Es el largo más explosivo de la vía, lo que sumado a los metros ya escalados te hace llegar a la “reu” algo jadeante. Menos mal que la reunión se hace en otra amplia repisa. Le toca, naturalmente, a Paco.
Bregando con los pasos más finos del 4º Largo. Foto: Paco "Amalica"
Es en la verticalidad del 4º Largo donde la "Espina" empieza a enseñar su cara más interesante
Paco acercándose al característico "Diedro Amarillo" del 5º Largo
Superando las dificultades del "Diedro Amarillo"
Encarando el diedro del 5º Largo. Foto: Paco "Amalica"
Concentración y esfuerzo en la parte final del diedro del 5º Largo. Foto: Paco "Amalica"
Vuelvo a tomar la cabeza de la cordada en el 6º Largo (V+/6a ; 35 metros). Comienza por una sencilla placa a la derecha de un gran bloque algo despegado de la pared. Sencillo, salvo un paso al final del largo (6a), ya para salir a la repisa donde está situada la R6. Curiosamente, es aquí donde la vía me pone más a prueba, y, entre que me empiezan a fallar las fuerzas y lo que impone el “patio” que va quedando bajo mis pies, me tengo que emplear a fondo. Tras varios intentos fallidos, lo acabo resolviendo con la ayuda de un estribo casero, casi cuando estaba a punto de bajarme. Ya en la cómoda reunión, recuerdo aquello que dicen los taurinos. Efectivamente, hasta el rabo, todo es toro. El 7º Largo (V+ ; 30 metros) se lo dejo a Paco, yo ya estoy cansado y prefiero escalar este último tramo relajado. Se trata de un maravilloso diedro, de escalada fácil, salvo un pequeño techo al comienzo que obliga a una buena extensión de piernas para superarlo. Contraposición o escalada en “equis” en estado puro para finalizar disfrutando esta interesante vía.
El tramo final del 6º Largo es bastante aéreo
Paco en el comienzo del 7º Largo
Magnífico diedro para culminar la "Espina"
Sedum sediforme, un habitante de la Pared de la Pepa
Solamente nos resta recoger el material, guardarlo en las mochilas, calzarnos las zapatillas y, tras hidratarnos con el resto de agua que nos queda, iniciar el descenso. Es el mismo que el de las otras vías, sencillo, pero en el que no es conveniente despistarse. Como en otras ocasiones, he disfrutado junto al compañero Paco de un gran día en la tapia. La “Espina Dorsal” es una vía muy aconsejable, especialmente, en mí siempre modesta opinión, a partir del 3er Largo. No exige un gran nivel de escalada en ningún momento y está bien asegurada, sobre todo en los largos más complicados, pero tampoco se deben menospreciar sus dificultades. Es, sin duda alguna, la vía más asequible para disfrutar del impresionante ambiente de la Pared de la Piedra Lisa o, como se prefiera, de la “Pepa”. Seguro que te hará gozar de esos momentos que, parafraseando a aquel anuncio de una conocida tarjeta de crédito, no tienen precio. Para una descripción más detallada de las posibles escaladas en el Barranco del Infierno (sectores y vías), así como en el resto de la provincia de Almería, aconsejo, como siempre, acudir a la web del amigo Toscajara
Disfrutando de una amplia panorámica desde lo alto de la "tapia"

Leer más...

jueves, 14 de mayo de 2015

GPS QUE SE DUERME SE LO LLEVA LA CORRIENTE

Hace ya unos días iniciaba con un grupo de compañeros una travesía por el Barranco de la Magdalena, uno de los más salvajes de la Sierra de Castril. Nada más comenzar hicimos un alto a la altura de la Cerrada de la Magdalena para quitarnos algo de ropa y hacer alguna que otra foto de esta brutal hendidura labrada por el trabajo continuo y certero del agua. Cuando fui a colocarme de nuevo la mochila, el GPS, mal enganchado, salio disparado en dirección al río. Un rápido rebote y lo vi irremediablemente perderse volando por el vertical terraplén que nos separaba de las turbulentas aguas provenientes de la Magdalena. Mala suerte. Con poca fe, destrepe hasta el río y con ayuda de unos cuantos compañeros, barrimos la posible zona de caída sin ningún éxito. El torrente se había tragado a mi GPS y, con él, a los “tracks” del recorrido. Gajes del oficio, pensé con intención de consolarme. No quedaba otra que continuar ruta dejando a un lado la seguridad un tanto despótica de los satélites y rescatando de nuestras viejas mochilas eso que en las buenas guías de montaña llaman “intuición montañera”. Así transcurrió un intenso día de montaña a lo largo del agreste Barranco de la Magdalena en el que, como era de esperar, no faltaron bromas sobre el GPS perdido. Como aquella de “GPS que se duerme se lo lleva la corriente” y que he tomado como título de esta entrada. Hace ya mucho tiempo que aprendí que en esta vida, el que no sepa reírse de sí mismo lo lleva claro.
La brutal hendidura de la Cerrada de la Magdalena
El grupo en duro trasiego poe el Barranco de la Magdalena
Al llegar al Collado de la Cruz uno de los integrantes del grupo andaba algo renqueante debido a un ligero tirón muscular que le estaba haciendo la puñeta. Decidimos hacer una parada para reponer fuerzas y tomar una decisión, a ser posible, inteligente sobre cómo afrontar lo que nos quedaba de jornada. Finalmente, y sin dejarnos obnubilar por una sobria cazalla que alguno portaba cual Bálsamo de Fierabrás, resolvimos que la opción más razonable era que nuestro compañero lesionado descendiera acompañado hasta la cercana Cueva del Maestrillo donde podría recuperarse disfrutando de la tranquilidad de ese mágico rincón. El resto encaramos las cortas pero afiladas rampas que nos separaban de El Empanadas donde nos esperaba su tronchado vértice geodésico.
En la cumbre del Empanadas
 
El impresionante panorama desde la Cuerda del Empanadas

El descenso lo hicimos por la larga cuerda que acaba en el Collado del Salistre. La lastimada pierna de nuestro compañero nos obligaba a cambiar los planes de ruta, pero esto es algo que suele ocurrir en la montaña. Así, en lugar de tirar hacia el Puerto de Lézar, descendimos hacia el Maestrillo. Y, cosas de montañeros experimentados, fue precisamente en esta bajada, el único sendero balizado que encontramos en toda la jornada, donde ¿alguno lo adivina? nos despistamos. Es bien sabido que los buenos alpinistas casi nunca nos perdemos, sí acaso, nos desviamos ligeramente del itinerario previsto. Conscientes de nuestra metedura de pata, reculamos y en poco tiempo dimos con el sendero que nos llevó, esta vez sí, cómodamente hasta los nogales del “Maestro Eduardo” bajo los que nos esperaban nuestros dos colegas y un merecido descanso. Al día siguiente dejábamos la Cueva del Maestrillo por el Barranco Túnez. Recorríamos un camino por el que he pasado en infinidad de ocasiones pero de una belleza tan bestial que nunca deja de sorprenderme. En su tramo final dejábamos la senda principal y, tras cruzar el barranco, continuábamos ruta ahora por su margen derecha camino del Collado de las Margaritas. Una serie de sufridos caracoleos y alcanzábamos este paso donde hicimos una breve y casi ineludible parada. Porque su majestuosidad obliga: un prado de fina hierba entre la que asoman timidamente florecillas y con impresionantes panorámicas hacia cualquiera de los puntos cardinales. Sin embargo, por alguna sombría razón, mi mirada tendía a perderse al sur donde destellaban las aguas del Embalse del Portillo. Allí, bajo sus azules aguas, es donde hacía yo a estas horas a mi querido GPS. Bueno, pensaba, tampoco era una mala tumba.
 
Desde el Collado de las Margaritas divisando las azules aguas del Embalse del Portillo, donde hacía yo a mi GPS

Unos frugales bocados y continuábamos por esta impresionante, aunque a veces casi perdida, senda. Un suave aire fresco animaba nuestra marcha, que como leí hace algún tiempo “nada hay tan bueno como el sol y el viento para disipar la insensatez de uno”(1). Con los tajos de la Magdalena ya a nuestra vista, descendíamos siguiendo los sabios zigzagueos de un monumental sendero construido sobre sobrios muros de mampostería. Toda una obra de arte e ingeniería popular. Mirando a tantos ingenieros y arquitectos de nuestros días, titulados “Honoris Causa” de la universidad del “Pelotazo”, a uno le da por pensar si la evolución del género humano va en la dirección correcta. Con paso alegre, la mayoría de nosotros con la mente ya conectada a un grifo de cerveza, llegábamos a la Cerrada de la Magdalena donde el día anterior iniciábamos esta ruta. Mientras una parte del grupo seguía hacia los coches y otra se pegaba un refrescante baño, yo no pude resistirme a echar un último vistazo al lugar donde desaparecía mi GPS. La fe que me guiaba era lo más parecida a la de aquel Alcoyano como decíamos en mi niñez, pero había que hacer el intento final. Jugándome el tipo entre resbalosos bolos, zarzas asesinas y frías aguas de montaña, logré llegar al lugar del siniestro, grabado en mi memoria a sangre y fuego. Entonces, mientras me preparaba para seguir un tramo del arroyo aguas abajo, mi sorpresa se hizo mayúscula al descubrir en el centro de una poza la inconfundible silueta de mi Garmin. Evidentemente, al caer debió quedar atrapado en algún remolino que lo liberó pasado un tiempo hacia aguas más tranquilas. Sin pensármelo, me quité las botas y los pantalones y, como un aguerrido galán de telenovela, me lancé a las frías aguas en rescate de mi GPS. Apenas me cubrían por encima de las rodillas, que todo hay que decirlo, pero estaban heladas, que tampoco hay que restar merito a la hazaña. Una vez fuera del arroyo quedaba la segunda e importante cuestión de evaluar los daños. La pantalla no presentaba desperfectos aparentes, pero había que encenderlo. Nervios. Un día entero bajo el agua es mucho tiempo, pero…¡Coño, funcionaba! Menuda historia, pensaba ¿casualidad o causalidad?¡Uff! Cuestión demasiado peliaguda. Preferí quedarme con aquello tan socorrido de que se me había aparecido la virgen. Amén.
 
Recien rescatado y operativo. Se me apareció la "vilgen"

 (1)Epigramas de Roycroft

Leer más...

martes, 10 de marzo de 2015

QUE SI PACÁ...QUE SI PAYÁ...

 A las aladas alas de las rosas
Del almendro de nata te requiero,
Que tenemos que hablar de muchas cosas,
Compañero del alma, compañero
Elegía a Ramón Sijé -Miguel Hernández


Hace ya unos días nos dejaba Francisco Delgado, nuestro Paco “El Matauras”. Yo a Paco lo conocí muy poco, pero aún así guardo un grato recuerdo de su sencillez y, sobre todo, de esa calidez que sólo transmiten los que son, en el buen sentido de la palabra como diría el poeta, buenos. Además, Paco, junto a sus compañeros del alma, Tamayo, Freniche, su tocayo “El Barbas”, y perdón por los que en mi ignorancia deje de lado, fue uno de los pioneros de la escalada en Almería, eso que el legendario Terray definía como un “conquistador de lo inútil”, algo ya de por sí meritorio en una ciudad y unos tiempos que eran tan reticentes a lo nuevo. Todos los que vinimos detrás, entre los que modestamente me incluyo, no seriamos seguramente los mismos sin la desenfrenada actividad de estos visionarios de la roca.
Pedro Tamayo y Paco Delgado durante la apertura de la Pepa. Foto: Francisco Hernández Ronda

¿Qué escalador almeriense no ha dado sus primeros pasos en la ya veterana “Panza Negra”? Menos frecuentadas, pero también con la firma inconfundible de la rompedora cordada que formaron Pedro Tamayo y Paco Delgado, encontramos otras de las primeras vías del Barranco de Tartala, como “Los Hospicianos” o los “Diedros de la Alberti”, la “Papillon”, otro maravilloso diedro, esta vez en el Tajo de los Presos de Aguadulce o, por citar otra que me viene a la cabeza, la soberbia “Arista del Colmillo” en la Piedra del Mediodía de la Solana del Maimón (Vélez Blanco). No es mi intención hacer aquí un listado de las vías de Paco para eso está la roca por la que se paseó y que aún guarda como viejos tesoros los tacos de madera y los clavos artesanos que metieron y que hoy, en la época de los parabolts, nos dejan boquiabiertos, por no decir sencillamente acojonados.
Pero no me puedo resistir a citar una última, la obra maestra que tiene todo artista, nada más y nada menos que la mítica “Pepa”, acrónimo de Pedro y Paco, y no el nombre de ninguna bella ninfa como muchos imaginan. Con la “Pepa” se superaba por primera vezla Pared de la Piedra Lisa en el Barranco del Fuerte o del Infierno. Era un ya lejano 1975, tiempos de bota “gorda” y estribos, para 175 metros de dura escalada, con dificultades de hasta 6c+. Solamente he tenido la suerte de escalar la “Pepa” en una ocasión, ahora una vía completamente equipada, pero me bastó para comprender la envergadura de sus aperturistas, auténticos virtuosos de lo vertical.
Emilio en la vía "Que si pacá..Que si Payá..."
Acabo de escalar junto a Emilio Ibañez, su aperturista, la vía “Que si Pacá... Que si Payá...”, un sentido homenaje a Paco. Situada en el Sector Viaducto del Barranco de La Garrofa, una de las escuelas más recientes de Almería, sus 40 metros requieren una escalada delicada, de elegantes movimientos y trato afable a la roca, aunque de grado asequible, como seguro que a Paco le gustaría. Habrá más vías dedicadas al “Matauras”, seguramente alguna de la mano de su compañero Tamayo. Su historia, su persona se lo merecen. Es nuestra forma de decir que no lo olvidamos.
Va por ti, Matauras

Leer más...